12/5/08

MADRES, OREMOS POR NUESTROS HIJOS

Madres, oremos por nuestros hijos
Somos un grupo de madres llenas de amor por nuestras familias, unidas por medio de la Eucaristía en oración de alabanza, de reparación y petición a la Santísima Trinidad y a la Bienaventurada Virgen María por la salvación de nuestros hijos. Nos hemos unido debido a la necesidad que sentimos de ayudar a nuestros hijos a desarrollarse como personas de bien, a defenderse de todos los riesgos a que están expuestos, tras comprobar con dolor como son acosados por la droga, el alcohol, el sexo libre, la violencia, la televisión, etc.
En muchas ocasiones, por desgracia, nuestros hogares han sido invadidos por la angustia y la discordia anta la falta de comprensión entre los miembros de la familia. Tenemos muchas dificultades para comunicarnos con nuestros hijos, para que mantengan su confianza con nosotras, sus madres.
Estamos conscientes de que estamos viviendo tiempos parecidos a los que nos señaló Jesucristo cuando iba por la vía dolorosa camino a la Cruz (Lc. 23: 27-31)
"Lo seguía muchísima gente, especialmente mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Jesús volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque está por llegar el día en que se dirá: Felices las madres sin hijos, felices las madres que no dieron a luz ni amamantaron. Entonces se dirá: ¡Ojalá los cerros caigan sobre nosotros! ¡Ojalá las lomas nos ocultaran! Porque si así tratan al árbol verde, ¿que harán con el seco?"
No queremos seguir llorando cruzadas de brazos, vamos a defender a nuestros hijos y sabemos que tenemos un medio poderoso para hacerlo: la oración; un medio todavía más poderoso aún si nos unimos todas las madres como un gran ejército, formando un ramillete de alabanza, reparación y penitencia. Por eso, debemos todas juntas:
• Ofrecer al Señor nuestra vida diaria, con los buenos y malos momentos, todos nuestros sufrimientos, en un acto de reparación por los pecados de nuestros hijos, por nuestros propios pecados y especialmente, por los pecados de omisión.
• Alabar al señor en todo, manteniéndonos en alabanza perenne de aceptación para que Dios tenga misericordia de nosotras, de nuestros hijos y del mundo entero.
• Confesarnos y acudir a la Eucaristía para recibir a Jesús con todo nuestro amor, con la mayor frecuencia posible.
• Visitar y adorar al Santísimo Sacramento, si es posible, todos los días.
• Convertirnos en apóstoles de María, imitándola en su forma de vivir.
• Rezar el rosario todos los días tal y como ella nos lo ha pedido siempre.
Además, las invitamos a que diariamente recen con nosotras de corazón, esta oración:
Oración por nuestros hijos a la Bienaventurada Virgen María,
Madre de Dios y madre nuestra
Oh, Reina del Amor, Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra. A ti venimos, Madre Amorosa, Reina del Cielo y tierra, para que ampares a nuestros hijos. Son bendiciones y regalos de Dios, de infinito valor y no queremos que se pierdan.
Ellos son tesoros que el Padre Celestial nos ha dado para que los cuidemos y los enseñemos a amarle y servirle a El sobre todas las cosas. Deseamos que la Santísima Trinidad los bendiga hoy y siempre.
Queremos, María, que nuestros hijos te amen y que amen a tu Hijo, que sean santos, que los utilices como tus apóstoles para trabajar al servicio del Señor. Recíbelos y cúbrelos con tu manto.
Tú sabes, Madre nuestra, que una madre siempre ama a sus hijos por rebeldes que sean, a pesar de los defectos que puedan tener. Por eso, guarda y conserva a nuestros hijos en el buen camino. Que San Miguel Arcángel los ayude en la batalla y que aleje de ellos toda influencia enemiga que pueda dañar su vida y su alma. Anímalos Madre a luchar contra el mal.
Pedimos a Ti también, nuestro querido San José, que guíes y protejas a nuestros hijos, como lo hiciste con Jesús. Oh, casto San José, esposo fiel de la siempre Virgen María, enseña a nuestros hijos el modo de ser castos y ayúdanos a pedir al Espíritu Santo el don de pureza para nuestras hijas.
Nosotras las madres, en representación de todas las madres del mundo, queremos ofrecer nuestros sufrimientos al Inmaculado Corazón de María y al Sagrado Corazón de Jesús, como desagravio y consuelo por todas las ofensas que reciben de nuestros hijos, de los padres de nuestros hijos y de nosotras.
Por último, Madre, que tu maternal bendición descienda sobre nuestros hijos, para que todos nos podamos encontrar en el cielo bendiciéndote y alabándote y adorando juntos a nuestro Padre Dios. Amen.

Aportación de Francy C.R.