LIMA.- En un clima mucho más distendido que en otras reuniones regionales, ayer finalizó la Cumbre UE-América latina en Perú con un llamamiento a combatir el hambre en el mundo y a profundizar los lazos comerciales entre ambos bloques.
La cumbre, que se realizó al día siguiente de que Interpol confirmara en Bogotá vínculos entre Caracas y la guerrilla colombiana, marcó la reconciliación entre el presidente venezolano Hugo Chávez y la canciller alemana Angela Merkel.
Hace unos días, Merkel había dicho que "Chávez no es la voz" de la región y que el populismo era una traba para el desarrollo de América latina. El presidente venezolano había replicado que a Merkel, una canciller conservadora, la apoya la misma fuerza política que en su momento "apoyó a Adolf Hitler".
Sin embargo, y pese a que el entredicho permitía entrever un clima por demás tenso en la reunión, ayer Chávez le pidió perdón a Merkel. "No he venido a pelear aquí. Me dio mucho gusto darle la mano a la canciller alemana, nos dimos un beso [...]. Le dije: «Si fui duro perdóname, aquí está mi mano»", contó Chávez, quien también aprovechó la oportunidad para ponerle paños fríos a la tensa relación que mantiene con su par peruano, Alan García.
