10/5/08

EL AGUA, LÍQUIDO SAGRADO

M. A. GAYO MACÍAS desde Nueva Delhi (India)

7 de mayo de 2008.- Dicen que en el futuro las guerras se librarán para conseguir y controlar el agua dulce, igual que ahora se lucha por el petróleo. Lo malo es que esas guerras pueden tener lugar entre familias y vecinos y pueden haber empezado ya.
El fin de semana pasado un jubilado de Nueva Delhi murió de un ataque al corazón en una disputa familiar por agua. El barrio llevaba cuatro días sin suministro y los camiones cisterna nunca llegan a los vecindarios que no pueden pagar un buen soborno. En Bengala, otras 15 personas han resultado heridas en varias peleas domésticas por el control de los preciados grifos.
El casero de un piso ocupado por estudiantes de la Universidad de Delhi ha echado a la calle a sus inquilinos porque tuvieron la osadía de abrir el grifo sin su permiso, y la prensa local habla de propietarios que niegan el suministro de agua a los dos grupos de personas menos populares/pudientes: los musulmanes y los de casta baja. A los que gastan más agua, se les sube el alquiler y si no escarmientan se les conmina enérgicamente a que cambien de casa.

Estos días se sobrepasan los 40 grados en Delhi y hasta que llegue el monzón la situación no va sino a empeorar. Es decir, habrá más calor (pasaremos de 45) y tendremos menos agua.

En los tejados de cualquier ciudad india se pueden ver grandes depósitos de plástico negro que sirven para almacenar agua. Y son los criados o las sacrificadas madres quienes tienen que levantarse cada madrugada para abrir los grifos que llenan esos depósitos. El suministro del valioso líquido dura, según un estudio del Banco Mundial, una media de 4,3 horas en las ciudades indias con más de un millón de habitantes, pero hay lugares donde sólo hay agua durante 40 minutos al día. Expuestos al sol y la contaminación, estos contenedores de plástico pronto pierden su capacidad hermética y se convierten en el perfecto caldo de cultivo (nunca mejor dicho) para todo tipo de enfermedades. En las zonas rurales es aún peor: hay menos grifos, menos agua y por supuesto la prioridad son siempre los cultivos.

Si toda la Tierra fuese como India, sólo tendrían agua corriente en casa los europeos, americanos y australianos. O sea, un tercio de la población total.
El ejemplo no está escogido al azar: son precisamente los más ricos los que pueden suplir lo que es un mal común con un trato especial, gracias al dinero. En Delhi, si una asociación de vecinos llama al ayuntamiento para pedir un camión de agua, sabe que deberá pagar unos ocho euros extra al conductor o el grifo no se abrirá. Los camiones cisterna patrullan los barrios de clase alta y de expatriados para dejarse ver por si alguien requiere de sus 'amables' servicios.

En la ciudad de Gurgaon, a pocos kilómetros de la capital, los bloques de apartamentos de lujo no han llenado sus piscinas este año y los campos de golf están agostados. Los que pueden permitírselo o disponen de otra vivienda se han mudado a sitios con menos restricciones o que al menos entren en el radio de acción de los camiones pedigüeños.

Mientras, una empresa de Benarés empezará a vender por correo agua del Ganges a un euro el litro, un precio que puede considerarse módico si tenemos en cuenta que se trata de un líquido sagrado: el agua.

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